56 Pues bien, haré por tí lo que has escrito. Pero ven a encontrarme
en Tolemaida donde nos veamos el uno al otro, y te tomaré por yerno como
has dicho.»
57 Tolomeo partió de Egipto llevando consigo a su hija Cleopatra y
llegó a Tolemaida. Era el año 162.
58 El rey Alejandro fue a su encuentro, y Tolomeo le entregó a su
hija Cleopatra y celebró la boda en Tolemaida con la gran
magnificencia
que suelen los reyes.
59 El rey Alejandro escribió a Jonatán que fuera a verle.
60 Partió éste con gran pompa hacia Tolemaida, se entrevistó con los
reyes, les dio a ellos y a sus amigos plata y oro, les hizo
numerosos
presentes y halló gracia a sus ojos.
61 Entonces se unieron contra él algunos rebeldes, peste de Israel,
para querellarse de él, pero el rey no les hizo ningún caso;
62 antes bien, dio orden de que le quitaran a Jonatán sus vestidos y le
vistieran de púrpura. Cumplida la orden,
63 le hizo el rey sentar a su lado y dijo a sus capitanes: «Salid con él
por medio de la ciudad y anunciad a voz de heraldo que nadie le levante
acusación alguna ni le molesten por ningún motivo.»
64 Sus acusadores, que vieron el honor que a voz de heraldo se le
hacía y a él vestido de púrpura, huyeron todos.
65 El rey, queriendo honrarle, le inscribió entre sus primeros amigos
y le nombró estratega y meridarca.
66 Jonatán regresó a Jerusalén con paz y alegría.
67 El año 165, Demetrio, hijo de Demetrio, vino de Creta al país de
sus padres.
68 Al enterarse el rey Alejandro, quedó muy disgustado y se volvió a
Antioquía.
69 Demetrio confirmó a Apolonio como gobernador de Celesiria, el
cual, juntando un numeroso ejército, acampó en Yamnia y envió a decir a
Jonatán, sumo sacerdote:
70 «Tú eres el único en levantarte contra nosotros, y por tu causa he
venido a ser yo objeto de irrisión y desprecio. ¿Por qué ejerces tu
poder
contra nosotros desde las montañas?
71 Si es que tienes confianza en tus fuerzas, baja ahora a encontrarte
con nosotros en la llanura y allí nos mediremos, que conmigo está la fuerza
de las ciudades.
72 Pregunta y sabrás quién soy yo y quiénes los auxiliares nuestros.
Ellos dicen que no podréis manteneros frente a nosotros, que ya dos veces
tus padres fueron derrotados en su país,
73 y que ahora no podrás resistir a la caballería y a un ejército
tan
grande en la llanura donde no hay piedra, ni roca, ni lugar donde huir.»